Siempre me dijeron que como mujer no estuviera triste y tuve que aprender a sonreír aun cuando mis labios no estuvieran humectados, luego conocí que estar triste no es lo mismo que ser triste, y que era más feliz cuando aquellos estaban besados, por lo que logre así disfrutar más tranquila de mis ratos tristes.
Tratando de hacer memoria, recuerdo haber visto el destello de una luz cuando mi mamá volteaba y movía su espejo, no entendía aquello hasta que luego también después de varios años, en un momento me di cuenta de que ahora yo no podía quitar mi vista de ello, lo grave no fue que aprendí tarde que nunca sería perfecto mi pellejo, sino que el pobre de mi perro en tanto tiempo se había quedado perplejo.
Me gustaba más cuando de niña jugaba y hasta mis calzones se enlodaban, ya que luego hasta cuatro horas pasaba eligiendo las prendas que al salir sentía que ni me acomodaban.
Tardé mucho en descubrir hasta que un día los vi, que debía saber elegir a mi mejor amiga, porque en la primera
oportunidad salí volando en la esquina, y tardé un rato con el puñal clavado hasta que pude quitármelo
de encima.
También aprendí que nunca es tarde para arrepentirse y salir corriendo aunque sea con mi ropa de campesina,
porque al reencontrarme en aquella laguna en que viví de niña, comprendí que la felicidad siempre la tuve al
meter mis piernas en su agua cristalina.
Es demasiado difícil competir siempre entre todas, sin que alguna sepa incluso si existió alguna ganadora,
cuando todo sería más sencillo si aprendiéramos a convivir como buenas vecinas y nos apoyáramos como el
mejor equipo que existía con mi madre en su cocina.
Una de las partes que tampoco me comentaron, fue que primero me ilusionaba con tener un trabajo para comprarme todo lo que nombraron, y ya sé lo que dirán, -si también luego aprendiste-, pues sí y con toda razón, ganar mi dinero ya no fue después el más grande anhelo, porque para cumplir mi mejor deseo, me bastó un plato de papas comiendo en compañía de mi perro.
Hablando de hacer equipo, a ver si ustedes me ayudan comprendiendo esta secuencia que te lo tatúan como
genotipo, primero no salgas, después ¿cuándo te nos casas? y más tarde, a ver si ya te embarazas, total, si en
ninguna de esas partes te ayudarán en tu casa, qué carajos les importa lo bien que una se la pasa.
Esta parte creo que debería ir al inicio porque resulta ser de las más importantes, ya que si bien todas pueden
escribirte la mejor receta cuando andas en tus días sin traer puestos los lentes, nadie tiene presente que la salud
primordial está en tu mente, y no en bajar de peso para que logres que tu nuevo pantalón te entre.
Entiende de una vez por todas que si alguien te dice que estás gorda, anótate esto en la frente, para que lo veas
cuando te laves los dientes y recuerdes que tu cuerpo es el mejor templo jamás construido y que solo a ti te queda de pendiente, si dejas que jueguen con tu mente.
Y, bueno, ya que sacamos aquel pendiente, siempre mantén tu cuerpo en su mejor estado, pero no para
que cualquiera piense que puede ser acechado, sino porque necesitarás tenerlo al cien por ciento por un tiempo
bastante prolongado o de lo contrario muy rápido terminará enlatado.
Ya por último y con el mismo pendiente, si bien conforme creces sentirás que se pone más caliente, recuerda
que cada vez que entregas la llave de ese santuario, y por ponerte de ejemplo, al docente, al pudiente o a una cualquier serpiente, su duplicado se va junto con un pedazo de tu mente, así que cuídala y construye para protegerla un fuerte tridente.
Podría tratar de continuarte escribiendo hasta que solitos se me caigan los dientes, pero la realidad es que nadie
ha podido describir la receta para ser felices si estamos conscientes, pero te comparto lo que mi papá una vez me
dijo sobre los accidentes, primero, debes alimentarte la mente y el alma para prevenir aquellos inconvenientes,
después, tener tus objetivos presentes y sin garantía de que sean los mejores ingredientes, tratarás de equilibrar
con fuerza tu corazón y la mente, cada día, para tratar de igual el jardín en que mi mamá creaba la mejor melodía.
¿Cuáles juegos, actividades, paseos, etc., recuerdo con más
alegría cuando era niña?
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Actualmente, ¿qué es lo que más disfruto realizar?
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¿Qué es lo que he dejado de realizar y quisiera nuevamente
retomar?
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¿Describe, en qué situaciones he permitido ser manipulada?
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* Cada cuento tiene una temática individual que nos impulsa a reflexionar sobre ellas y contiene diferentes preguntas o ejercicios para abundar al respecto.