En una de las charlas de las chiquillas, comentábamos las circunstancias que rodean las relaciones personales y el significado de la amistad. A veces es tan sencillo ilusionarse con «el» o «la» mejor amig@ porque ante pocas circunstancias coincidimos en gustos y realizamos cuestiones personales conjuntamente, pero determinar la calidad de «amistad» es una palabra con una trascendencia mayor a la que estamos habituados a emplearla, porque ahora, ante la primera vista a cualquier persona, le denominamos «amigo».
Otra circunstancia que nos influye es que ante la diversidad de redes sociales y «amigos» en cualquier plataforma, parecería que la vinculación a la «amistad» está a tan solo un clic y perdemos la trascendencia que conlleva en sí el aprender a SER amigo y a RODEARNOS de verdaderos amigos en nuestra vida. Es una cuestión bastante compleja, por cierto, y en un entorno de convivencia personal, el seguir teniendo un grupo reducido y seleccionado de amigos, nos influirá en nuestro beneficio o perjuicio sobre nuestro crecimiento personal.
La circunstancia de permitirle a cualquier persona ser nuestro amig@ en este último círculo, puede llevarnos a soportar penas o desgastes mentales interminables. En la medida que no desarrollemos la habilidad para aprender a CONOCER a las personas, nos encontraremos constantemente en desilusiones y conflictos personales con las amistades creadas «artificialmente».
Saber, lo que esa persona busca, necesita, sus valores, visión, etc, nos dará una pauta para decidir escalar la comunicación y convivencia hasta un punto más cercano a una conexión personal.
También, el reflexionar sobre las circunstancias positivas o benéficas o, en su caso, perjudiciales en que nos hemos involucrado por convivir con esa persona, debe ser un parámetro de reflexión continuo para evaluar nuestra verdadera «amistad».
Y, un tema de los más importantes, es que debemos estar en el entendido, de que eventualmente, quienes pueden llegar a ser de nuestros mejores amig@s, en los momentos en que realmente necesitaremos de una mano «amiga», muy probablemente no vendrá de ellos, sino de quien incluso no pensábamos que sí teníamos una amistad sincera y, llegaremos en otros supuestos, incluso a ser atacados sin piedad, por quienes pensábamos que formábamos la mejor amistad.
Por ello, debemos cuidarnos siempre y estar atentos, pero más, siempre de quienes tenemos A NUESTRO LADO, porque está demostrado, que NO SIEMPRE SERÁN LOS MEJORES ALIADOS.
Autor: Acm Alberto Carrillo.
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